Hace justamente una semana acababan los XII Encontros de Embarcacións Tradicionais celebrado esta vez en Cabo de Cruz desde el 9 hasta el 12 de julio. Más de 150 embarcaciones tradicionales de 6 nacionalidades distintas se dieron cita esta vez, la edición más numerosa. Embarcaciones croatas, escocesas o portuguesas arribaron al puerto de Cabo de Cruz. Muchas asociaciones gallegas también estuvieron representadas, la Asociación de Mariñeiros de Bouzas o los Patexeiros de Sada entre otras. Dornas, chalanas, bucetas, veleros, antiguos barcos de pesca restaurados y traineras lucían en el puerto.
Fueron muchas las veces que me habían hablado de los “Encontros” , sobre todo a partir de impulsar Bluscus, pero nunca había podido asistir.
Esta vez quise participar, y que Bluscus pudiese aportar su conocimiento al evento. Nos pusimos manos a la obra, contactamos con varios colaboradores nuestros que iban a asistir estos días, y convocamos a la gente para que pudiése contemplar este espectáculo navegando a bordo de una embarcación.
A través de nuestra web ofrecimos salidas en tres barcos, el emblemático Chasula, de nuestro querido Isidro, el drakkar vikingo que navega estupendamente Bibiana y el ya mítico Joaquín Vieta.
El jueves tuvo lugar un pequeño acto inaugural, en el que estuvieron presentes figuras del mundo del mar, la conselleira Rosa Quintana, el presidente de la Federación Galega pola Cultura Marítima e Fluvial, Manuel García Sendón, Gerardo Triñanes, presidente del comité organizador do Encontro de Embarcacións Tradicionais de Galicia, y José Ramón Torrado, presidente da Asociación A Gamela, así com el alcalde del municipio de Boiro, Juan José Dieste Ortigueira.
Acto seguido, sobre las 19h00 se produjo el ya tradicional izado de velas de todas las embarcaciones arribadas en el puerto. La estampa es para no perdérsela, impresionante.
Dentro de la programación había por supuesto animación musical, mucho folk y sonido tradicional, con bandas de música locales y artistas nacionales e internacionales del mundo celta, como Treixadura o The Eskies (Irlanda).
El viernes volvimos, ¡cómo no! El ambiente que se respira es de mucha camaradería. Son muchos los encuentros y reencuentros, dónde se comparten vivencias con mucho sabor a salitre.
Aprovechamos para visitar la carpa dedicada a la cultura marítima, en donde pudimos observar de cerca el artesanal trabajo de la carpintería de ribera, astilleros tradicionales o la evolución del cultivo en las bateas, representada a través de varias maquetas en una exposición.
También nos encantó comprobar que había un espacio dedicado a la educación marina para los más pequeños, en el que de una forma muy didáctica les introducían en el mundo del mar.
Después de escuchar a un grupo de pandereteiras y disfrutar de un buen vino, en una de las tabernas de Cabo de Cruz, nos fuimos a reponer fuerzas a la carpa mariñeira.
A las 17h00, casi todas las embarcaciones salieron a navegar y nosotros también partimos. Isidro, nos subió a bordo del Chasula. La travesía fue especialmente bonita. Al entorno idílico de la ría de Arousa, con sus mágicas islas, sus misteriosos faros, y su abundante fauna marina, hubo que añadirle el poder navegar con todas esas embarcaciones realizadas con paciencia artesana y cariño infinito. Todas surcando a merced del viento que nos brindó la ría.
Parada técnica en A Illa de Arousa y regreso a puerto con una sonrisa y nuevas historias para contar. Después de abarloar al lado del flamante barco Saltillo, más encuentros y reencuentros.
La programación continuaba, con una noche audiovisual propuesta por Xurxo Souto.
Cayó la noche y siguió la música, esta vez con Treixadura.
Los Encontros siguieron, desafortunadamente no pude volver, pero que quedo con ganas de mucho mar.
Los amantes del mar, la navegación y la vela que no conozcáis este evento os animo fervorosamente a asistir. Pero sobre todo a lo que os coge un poco de lejos todo ésto, sí que me gustaría que animaros especialmente, porque ésto forma parte de nuestra cultura, de nuestra historia y patrimonio. Algo que debemos conocer y valorar.
Me despido con una frase que se va haciendo popular por estos lares:
“ ¡Que medre o mar!”
