Qué ver en Redondela, integrada en el área metropolitana de Vigo (a poco más de 18 minutos de distancia en coche) en Pontevedra (a tan solo media hora).
Capital del municipio gallego que engloba trece parroquias: Cabeiro, Cedeira, Cesantes, Chapela, Negras, Viso, Quintela, Reboreda, Redondela, Sajamonde, Trasmañó, Ventosela, Villar de Infesta.
No se sabe con exactitud su origen, aunque todo apunta a una ocupación primitiva, pues se han encontrado restos de poblados del Calcolítico, de la Edad del Bronce y asentamientos romanos.
Su situación privilegiada y por su extensión, la comarca de Redondela es un territorio habitado desde tiempos inmemoriales, donde los diversos pobladores dejaron su sello impreso a lo largo de la historia. Destaca la Edad del Bronce como uno de los períodos más prolíficos, con numerosos ejemplos de yacimientos localizados en diferentes puntos de la comarca.
Los restos en Monte Penide o Monte Mirallo y Ventosela son los testimonios más salientables. En el primero caso estamos hablando de un inmenso complejo funerario con numerosos túmulos y dolmens, además de abundantes petroglifos y grabados rupestres, en un abanico temporal que abarcaría desde lo neolítico (4000-2500 la. C.) hasta la Edad del Bronce (1800-700 la. C.).
No podemos olvidar los vestigios de la cultura castreña, con manifestaciones como la del Castro de la Peneda o la del Castro de Negros.
También conocido como Coto de Negros», «Monte del Castro», «Castro Grande» o «Coto del Castro» y que aún hoy conserva su localización geográfica apenas alterada, así como su configuración primitiva y sistemas defensivos visibles. La observación de su estructura original (afectada por diferentes instalaciones de telecomunicaciones) los ayudan a comprender mejor como era un poblado castreño de la época.
Será en el período de Romanización cuando la zona adquiera una especial relevancia, pues la vía romana XIX, que unía Braga (Bracara Augusta) con Astorga (Asturica Augusta), pasando por Lugo (Lucus Augusti), atravesaba Redondela, y esto provocó que su territorio consiguiera un gran desarrollo.
Los testimonios más representativos de esta época son los miliarios, marcos que señalaban las distancias en las calzadas romanas (las millas romanas); el único que se conserva en su emplazamiento original es lo de Santiaguiño de Antas, conocido también como «El Marco» o «Anta de Maniola», en Vilar de Infesta. Por otra banda, durante esta etapa se extienden los asentamientos rurales y las villae, que en diversas zonas de Redondela se constituyeron para comerciar con la sal y otros productos agrícolas.
La Edad Media se caracteriza por el desarrollo de la villa y por el esplendor de la casa de Soutomaior, que alcanzaría su máximo apogeo con el legendario Pedro Madruga, que jugó un papel fundamental durante los conflictos acaecidos entre la iglesia y el señorío feudal.
La villa de Redondela, en sus inicios, estaba dividida en dos partes: Vilavella y Vilanova. Ambas permanecían unidas a través de un puente y poseían un puerto que era el motor económico de la localidad.
Otro factor del desarrollo fue el Camino de Santiago (desarrollado sobre el trazado de la antigua vía romana XIX), fuente de atracción de numerosos visitantes, que era a primera parada de la etapa.
El arzobispo Xelmírez pasó por Redondela haciendo el Camino Portugués, del que fue uno de los mayores impulsores, de vuelta de un viaje por el país vecino para traer consigo las reliquias de San Frutuoso, San Silvestre, San Cucufate y Santa Susana. En 1114 fijó su residencia temporalmente en nuestra villa, año en que consagró la iglesia de Santiago Apóstol.
La Edad Moderna se caracteriza por la pérdida de habitantes en las zonas urbanas a causa de diversas pestes atlánticas.
A pesar de ser una época de poca agitación, destacan algunos sucesos de gran importancia histórica, como la Batalla de Rande.
En la Batalla de Rande, acontecida en 1702, las tropas hispano-francesas sucumbieron a las fuerzas anglo-holandesas en una batalla naval de considerables dimensiones, a lo que hay que sumarle el posterior saqueo de la zona. El combate se produjo en el estrecho de Rande donde se encuentran los yacimientos de los galeones hundidos.
La Isla de San Simón merece especial mención. La tradición dice que estuvo habitada desde la Edad Media por la orden del Temple, y será testimonio de muchos de los sucesos acaecidos en la región a partir del siglo XVI.
Llegados a finales de la Edad Moderna, la isla se acondicionó cómo Lazareto, el único en toda la fachada atlántica española; su función fue la de prever y aislar enfermedades infecciosas como el cólera. De este modo se convirtió en un centro de investigación médica y tecnológica.
Por último, en el siglo XX, después de la Guerra Civil, jugó un papel destacado en la historia del sur de Galicia, ya que se empleó como presidio para los reclusos del bando republicano.
A lo largo del siglo XX Redondela pasó de ser una villa marinera la una villa industrial, de la mano del sector textil, durante los años sesenta. Sin embargo, se define por la imagen de sus viaductos de ferrocarriles que le confieren una personalidad propia: el Viaducto de Madrid, de 1876, y lo «Viaducto de Pontevedra», de 1884. Declarados monumentos Histórico-Artísticos, permiten conocer Redondela como «La villa de los viaductos».
La ciudad que vemos actualmente tiene su origen en la época medieval. Es esta época se encontraba dividida en dos zonas: una parte amuralla, de la que actualmente sólo quedan unos pocos restos alrededor de la iglesia de Santiago; y fuera de este cerco, nos encontramos con el barrio marinero, desarrollado a partir del puerto de marea y la ruta jacobea.
A día de hoy, Redondela es un municipio que mantiene vivo sus orígenes marineros siendo de importancia sus calles y plazas empedradas, sus hórreos, los famosos cruceiros gallegos y las fuentes construidas frente al mar.
Es un municipio muy dependiente de su actividad pesquera, pues es el principal sustento de las familias que aquí habitan. Desde los primeros tiempos se abastecían principalmente de sus puertos y la faena de las marisqueras. Así, es una tradición que llega hasta nuestros días siendo su especialidad gastronómica las almejas, el longueirón o el poliqueto.
Basándonos en la maravillosa historia de la zona, contamos con numerosos lugares a visitar.
Podemos pasear al lado del Viaducto a Madrid o del Viaducto a Pontevedra; del pazo de Santa Teresa, antigua granja de Vilavella reformada en el siglo XX.
También son de admirar las diferentes casas antiguas que aquí se encuentran.
Dejando a un lado la gran cantidad de casas diferentes que podemos ver, nos encontramos con lugares de culto como el convento de Vilavella, actualmente adaptado para vivienda; la capilla de Santa Mariña, que alberga obras religiosas del prestigioso Ramón Núñez; la iglesia de Santiago, del siglo XVI, aunque con antigüedad del siglo XIII.
O lugares de interés histórico como la chimenea Regojo, perteneciente a la antigua fábrica de camisas, famosa por producir la Camisa Dalí; la fuente de Santiago, donde antiguamente se lavaba el pescado y erigida sobre un antiguo relieve de este apóstol; los canastros u hórreos; la fuente do Mouro, la cual está coronada con un busto de dicho personaje y a la que se le atribuían a sus aguas propiedades curativas; el cruceiro do Carballo, antes de su construcción había un roble bajo el que se reunían los vecinos para la toma de decisiones.
Y para terminar lugares de descanso como el cementerio de Os Eidos, donde descansan restos de ilustres como Jhon O´Dgherty.
Playas