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Bluscus
El 23 de abril del 2016, presentamos con mucha ilusión nuestra primera ruta a pie. Vigo fue la ciudad elegida y varios fueron los invitados. Finalmente un grupo de 10 personas iniciamos la ruta con puntualidad inglesa, 11:00 en el lugar anunciado, el muelle de trasatlánticos. En esta ruta queremos descubrir lo importante que fue el mar para Vigo y de qué forma fue motor en muchos sectores de la ciudad, tanto industrial como gastronómico o cultural.
El buen tiempo también acudió a la cita y nos regaló un día despejado, cuando horas antes en el cielo acechaban algunas nubes y varios chubascos.
Belen Quinteiro, co-creadora de esta ruta a pie, fue quien nos acompañó y descubrió cada rincón relatando muchas de las anécdotas que guarda el Casco Vello de Vigo.
La primera parada fue en el cable inglés. Aquí conocimos las importantes conexiones telegráficas, el «internet» de la época, que dispuso Vigo en la mitad del siglo XIX. Esto provocó que la ría de Vigo fuese un hervidero de espías en la que estuvo una de las más reconocidas, Mata Hari.
Desde allí continuamos hasta adentrarnos de lleno en la zona histórica. En el mirador que une el centro comercial con la zona de Teófilo Llorente Belén nos situó La batalla de Rande, las rutas transoceánicas y las huellas de las Américas, recuerdo de la emigración gallega a América.
Y paso a paso, llegamos al Berbés, antiguo puerto pesquero fundamental para el evolución en la ciudad, imberbe todavía en aquella época. La explicación de la «sardinocracia» fue algo que sorprendió a todos los asistentes. Los catalanes, Massó, Curbera, etc… fueron algunos de los personajes importantes para el desarrollo económico de Vigo. De Cataluña trajeron las técnicas del salazón y posteriormente la conserva del pescado, principalmente la sardina. Todo ello supuso una revolución para el sector obviamente.
Así, historia a historia avanzamos hasta la plaza de Almeyda, en donde se ubica el edificio más antiguo de la zona, actualmente el Instituto Camoēs. Aquí, nos encontramos con Antonio, uno de los últimos artesanos de la calle Cesteiros. Él nos enseñó las «patelas», las cestas que se utilizaban como medida para la venta del pescado.
Ya en la Plaza de la Constitución, llegamos a la primera parada gastronómica, Latabarra. Sandra, su regente, nos ofreció una degustación de conservas y nos explicó con su entusiasmo particular esta iniciativa gastronómica por la que ha apostado. Sardinillas con cebolla con un toque de wasabi, mejillones en escabeche, chipirones en su tinta con arroz o bonito con queso del país con una base de tomate fueron las propuestas que pudieron disfrutar los participantes bajo los soportales. El entorno histórico nos ayudó a contextualizar cada plato.
Dejamos atrás esta mítica plaza para llegar a la segunda parada gastronómica, la Taberna A Mina. Local mítico del Casco Vello en el que Manolo y María sirvieron durante muchas décadas sus famosas mejillones con su salsa secreta. Actualmente Cris, Janite, Kiko y el resto de mineros abanderan este sitio, manteniendo la esencia y apostando por nuevas fórmulas como el #hoycocina, en el que cualquier interesado en el arte culinario pueden cocinar para sus clientes. Cris nos tenía guardada una sorpresa. En la mesa había varias raciones de «caramuxos», muchos de nosotros recordamos nuestra infancia cuando los recogíamos de niño en la rocas de la playa cada el verano. Además nos sirvieron, cómo no, mejillones de la ría y berberechos.
Con ese sabor salado llegamos a la parte final de la ruta a pie, el mirador de Paseo de Alfonso XII. Unas vistas asombrosas a la ría desde donde nuestros ya queridos invitados observaron con claridad las islas Cíes en la boca de la ría o la lonja dentro del puerto pesquero.
Acabamos con la ya típica foto de salto de grupo. Nos fuimos con la sensación de que los participantes aún siendo vigueses la mayor parte de ellos se llevaron otra perspectiva de la ciudad. ¿Quiénes quieres ser los siguientes?
*Os dejamos alguna noticia sobre el evento:
