Las leyendas de Galicia. Pocos lugares tienen el honor de conservar en el presente los ecos de un pasado. Son las voces de sus habitantes las que conservan vivo el recuerdo de las grandes historias, como un susurro que lucha frente a la crueldad del tiempo, de generación en generación.
Aunque la modernidad trate de hacer olvidar esos rincones escondidos, esta tierra alejada aún de los tiempos de cambio conserva su espíritu intacto. No podemos entender Galicia sin su tradición, su carácter rural y la magia del mar. Porque no hay otro lugar donde los ritos, las tradiciones y las leyendas puedan sentirse aún tan reales.
Destinos ligados al mar
Cabo Finisterre, A Costa da Morte y Muxía
Sólo el misterio puede explicar la geografía de las costas gallegas y la fuerza con la que el mar empuja sus olas. Desde el cabo de Finisterre se puede contemplar la maravillosa vista del final del mundo antiguo, una puerta a un mundo de creencias que permite contemplar como el Sol desaparece bajo las aguas del océano. También los cristianos quisieron dar otro sentido a este lugar estableciendo el Cielo terrenal. Sin embargo las leyendas hablan de camposantos submarinos, ciudades sumergidas y pequeños héroes que tuvieron que hacer frente a temibles piratas y a uno de los lugares con mayor misterio.
Son varias las leyendas para explicar el nombre de otro lugar siniestro, A Costa da Morte. Distintas hipótesis pero todas relacionadas con la muerte. La más probable es que su nombre se deba a la gran cantidad de marineros que perdieron su vida en estas aguas, debido principalmente a naufragios provocados por la bravura del mar.
Durante mucho tiempo se pensó que el litoral era la frontera con la muerte, puesto que en ella se situaba el Fin del Mundo. Aunque también hay leyendas de épocas ancestrales que narran cómo peregrinos celtas guiados por el Camino de las Estrellas (hoy conocido como Camino de Santiago) llegaban a este lugar donde el Sol moría en busca de luz para una nueva vida.
Divinidad y paganismo protagonizan las creencias de los lugareños. Aún se cuenta como la Virgen llegó con su tripulación al pequeño pueblo de Muxía y del timón de su nave se originó la famosa piedra de Abalar. Una roca a la que se le atribuye capacidades místicas, desde la adivinación del futuro a ser considerada un instrumento para juzgar la culpabilidad o la inocencia de las personas, en función de su balanceo. Lo cierto es que durante muchos siglos se han realizado sobre ella gran cantidad de ritos.
Procedentes de Bretaña, los celtas enviados por su rey Arturo y comandados por Galaaz, un caballero libre de maldad, llegaron a través del mar a tierras gallegas en busca del Grial que aguardaba ser descubierto en el monte Cebreiro.
Símbolos de tradición
Las Vieiras
Los símbolos tampoco escapan de la tradición y las leyendas. Si hay un elemento que identifica a Galicia son las vieiras que utilizan los peregrinos que realizan el Camino de Santiago. Fueron los discípulos de Cristo los que trasladaron los restos del apóstol Santiago buscando un lugar para su descanso.
Un caballero recién casado, al ver una embarcación a punto de naufragar se lanzó al mar junto a su caballo para salvar a los marineros. La bravura del mar le sorprendió arrastrándole hacia su interior. Sin embargo el caballero rogó a Dios por su salvación y como si de un milagro se tratara una gran ola empujó hacia la costa al jinete y su caballo. Ambos cubiertos de vieiras pudieron comprobar que en la embarcación estaban los restos del apóstol.
Ciudades Sumergidas
La Atlántida y Duio
Las aguas del litoral gallego también guardan tesoros escondidos, en concreto grandes ciudades sumergidas que descansan sobre el fondo del mar. La imaginería popular sitúa a la Atlántida en aguas de Galicia.
Más auténtica y conocida es la leyenda sobre la ciudad de Duio, ubicada cerca de la Playa de A Langosteira. Se cree que desapareció en el siglo IX inundada por la ira de Dios, como castigo a la indiferencia de sus habitantes a las predicaciones del apóstol y su culto al sol. Una ciudad pagana que pudo en realidad haber sufrido un cataclismo, del que tan solo se salvaron los bueyes de un vecino llamando Gures y cuyo recuerdo para la eternidad permanece en forma de dos peñascos conocidos como Os Bois de Gures.
Sabemos que son muchas y que no podemos contaros todas, pero queremos compartir con vosotros algunas leyendas que merece la pena conocer un poco más en profundidad. En ellas están presentes el amor y el mar y podréis leerlas próximamente.
¡Buen viaje mariñeiros!