
La singularidad y variedad de las barcas de río responden a los requerimientos del medio y de la población. Dependiendo de la zona y de los servicios demandados las embarcaciones tradicionales se fueron adaptando, generando múltiples tipologías. Ahondaremos en sus particularidades y similitudes recorriendo Galicia o “el país de los mil ríos”, tal y como la definió Álvaro Cunqueiro.
La navegación fluvial
Cruzar y navegar los ríos siempre estuvo lleno de misterios y leyendas. Las aguas gallegas tienen vida y no sólo por su flora y fauna, sino también por el rico Patrimonio Cultural Inmaterial que las habita. Desde las mouras pasando por las xacias hasta las feiticeiras, un sinfín de personajes imponían respeto a la población establecida en los márgenes fluviales que, en lugar de amedrentarse, ocupó su espacio con diversos trabajos y actividades.
Las días de feira, fiesta, los domingos y los días de entierro eran los de más tránsito en los ríos. Hay constancia de que en algunos lugares, como Pantón (Lugo), era la familia del difunto la que contrataba el uso de la barca para desplazar a los asistentes al funeral.
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Ourense
“Se tes barca
Refrán.
faite barqueiro,
vivirás sen traballo
e gañarás diñeiro.”
Se cree que todas las cuencas fluviales de cierta entidad contaron con embarcaciones tradicionales como medio de paso, para la pesca y también para el ocio. Hasta la segunda mitad del siglo XX el espacio de las barcas de río fue destacado. A partir de ahí, con la transformación social y la construcción de embalses, fueron menguando en número llegando, en algunos casos, a desaparecer por completo.
¿Qué es una barca?
El término barca hace referencia a una embarcación pequeña, movida a remo, que se utiliza tanto para navegar como para pescar en los ríos así como para transportar personas o mercancías de una ribera a otra. A diferencia de la palabra barco, más genérica y que acoge a cualquier tipo de construcción destinada a navegar, la barca nos conduce ya desde su significado a su hábitat.
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O Barco de Valdeorras
Fuente: barcas.org
La principal característica de las embarcaciones fluviales es la construcción de fondo plano, como las gamelas y las chalanas. Su estructura puede ser más o menos arqueada, dependiendo de la tipología, pero en todas aparece la ausencia de quilla. Este aspecto es el que facilita en gran medida la carga y descarga de los productos que se transportaban. Sus formas son siempre rectangulares, con proa y popa rectas. Cuando la proa es en punta en algunos lugares las denominan lanchas en lugar de barcas.

Su casco parte del patrón universal del tronco flotante que deriva en una balsa o canoa. De ese modelo primitivo surgen algunas de las embarcaciones que hoy descubriremos. Otras de ellas derivan de ese modelo aunque ya con tablas enfiladas y superpuestas, como en la dorna gallega o el carocho del Miño, o, en los barcos propiamente dichos, con tablas unidas a tope.
A continuación presentamos a estas embarcaciones tradicionales con nombres propios, porque cada una de ella se adapta a su lugar de origen. Sus características son el resultado de años de experiencia y de una evolución propia que refleja la riqueza cultural de las riberas gallegas. Ante todo eran embarcaciones funcionales donde su valía radicaba en la facilidad de manejo pero también de construcción.
«…se prescindimos en Ourense do seu río, da súa ponte e das súas barcas a súa historia quedaría fortemente mutilada e en grande medida sen explicación».
Olga Gallego
Barca de dornas
Además de por su singular estructura, la barca de dornas destaca por la cantidad de territorios que alcanzó. Su uso está documentado en el río Miño desde Belesar hasta Tui así como en los ríos Sil, Cabe y Avia. Pero además, a juzgar por microtopónimos conservados en sus márgenes, es probable que se asentase también en los ríos Limia, Ulla y Lérez.

Realizada con dos troncos de madera huecos, también llamados dornos o dornas, se trata de una embarcación de dos cascos, es decir, un catamarán. Sobre estas estructuras se asienta una plataforma construida con tablas. Entre sus funciones estaba la de dar servicio de paso pero también desarrolló de forma extraordinaria la pesca. Para desplazarse utiliza dos remos que se cruzan a la altura de las manos del remador.
Fuentes: barcas.org y concellodechantada.org
Su desaparición se debió a la mejora de las comunicaciones por carretera, con los correspondientes puentes, pero también a la construcción de los embalses de Os Peares (1955) y Belesar (1963), que transformaron el espacio físico de las riberas de los ríos. Los contados ejemplares que se conservan se dedican a fines culturales, siendo alguno de ellos pieza de museo. Aunque se dio por extinta, los estudios de Xaquín Lorenzo y Fernando Alonso Romero junto a planos y fotografías permitieron reproducir fielmente esta característica embarcación fluvial.

Barca de paso o lancha de Chantada
En el curso medio del río Miño, particularmente en Chantada, O Saviñao e Pantón, se mantiene esta tipología extendida en el pasado como embarcación de pasaje en los ríos Cabe, Sil, Támega y el río Miño a su paso por Ourense. En Ferreira de Pantón, unas barcas muy similares se mantuvieron activas hasta la década de 1980.

Su forma es rectangular en planta, sin diferencias entre su parte delantera y la trasera. Su tamaño habitual está entre los 5 y los 6 metros de eslora y se desplaza con la ayuda de dos remos cruzados. La navegación transversal era su especialidad, dedicándose a la pesca pero también al transporte tanto de personas como de ganado y diversas mercancías, como las uvas que se vendimiaban en los cañones del Sil y del Miño. Precisamente para esta función de carga, podía llevar una plataforma superior denominada “pousa” para aumentar su superficie y ganar capacidad.
Fuente: concellodechantada.org
Batuxo o barca de Portomarín
Desde el río Miño esta embarcación tradicional se extendió también por Terra Chá, Lugo y Portomarín llegando hasta el desaparecido Porto Sardiñeira (O Saviñao) y al río Navia. Responde al nombre de batuxo, ya que así es como se denominan a las barcas pequeñas en los alrededores de la ciudad de Lugo.

Se trata de una embarcación de también rectangular pero con la proa levantada. Era utilizada para dar servicio a los campesinos y también para la pesca. Su tamaño está entre los 2 y 3 metros de largo y el 1’60 metros de ancho. Las barcas de mayor tamaño también podían utilizarse para sacar arena del río o para trasladar los carros a las insuas trabajadas por los agricultores. Pero no podemos olvidar su uso lúdico a mediados del siglo XX. Entre las competiciones más sonadas en las que participaban están las fiestas de San Froilán en Lugo y las fiestas de Portomarín.

Se propulsaban con vara, es decir, el barquero, muchas veces de pago, se equilibraba con la rema y buscaba la fuerza del agua para navegar. Toda una habilidad que requería ir de pié y una gran práctica. Era habitual llevar una vara de repuesto para que la barca no quedase sin gobierno en caso de que se enganchase y se perdiese la primera.
Barca do Sil

En el último tramo del río Sil están los modelos más trabajados por los carpinteros de ribeira. Se trata de embarcaciones también rectangulares aunque con proa más estrecha y levantada facilitando la navegabilidad y cortando el agua. Los laterales se elevan en la parte anterior a modo de protección. Se propulsa con remos cruzados y se utilizaban para pasar el río, para la pesca y el cultivo de las vides. Había barqueros, por ejemplo, en Meixide y O Val.
Barca do Ulla
Nuevas embarcaciones tradicionales recuperadas para el ocio en Vedra (2009) Fuente: barcas.org
En el trecho final del río Ulla se utilizaba una embarcación de forma rectangular para llegar a las pesqueiras o lampreeiras y para la pesca. Pero como en otros casos, sus usos se multiplicaban. Fueron usadas por madereros como barcas de carga pero también para el paso de personas y de ganado. En Carcacía (Padrón) estas barcas navegaban con cuatro remos y podían cargar hasta tres toneladas. Y en Sarandón (Vedra), queda en el recuerdo el paso de tres pares de bueyes con sus carros a bardo de una de estas barcas. En esta misma localidad hay constancia de que un grupo de jóvenes, a medidaos del siglo XX, tenían una barca en propiedad comunal para poder acudir a las fiestas de la banda pontevedresa del río Ulla.
Barca do Landro

Localizada en la marina lucense, concretamente en el último trecho del río Landro. A diferencia de las anteriores, su proa es en punta y redondeada. Porta remos cruzados y otra pala en popa. Se utilizó sobre todo para labores agrícolas como el transporte de abono para los campos, siendo las algas uno de ellos. Desde la barca se pescaban sollas con arpón y se extendían trasmallos. En el verano solía utilizarse para pasear.
Barca de Antela

Fuente: barcas.org
Embarcación con forma alargada y estrecha que navegaba en la desecada Lagoa de Antela (Ourense). Su estructura le permitía avanzar con facilidad entre los juncos de la laguna. Los laterales los formaban una sola tabla curvada. Tanto la proa como la popa terminan en punta, más aguzada en proa. Esto es un claro ejemplo de una construcción condicionada por su lugar de uso. Se mueve con vara y su capacidad es para dos personas. Se utilizó para cazar, recoger huevos, coger ranas y también llevar el ganado a pacer.
Carocho o barco del Miño
Hoy en día todavía se conservan algunos ejemplos entre la zona de Goián y Vila Nova de Cerveira. Y aunque es una embarcación de río en la ribera gallega se le conoce como bote anguleiro, aunque tiene más similitudes con una dorna. Su construcción, igual que la de las dornas, tiene influencia nórdica ya que está realizada en calime (tablas del casco superpuestas) y no a tope como el resto de botes.

A ambos lados de la frontera se utilizaron los carochos para pescar así como para transportar pasajeros y mercancías. Su color tradicional es el negro y su vela es baja con un formato peculiar. Se caracteriza por ser un barco muy alargado con la proa afilada y la popa prácticamente simétrica. En los últimos años algunos de los pocos ejemplares conservados de estas embarcaciones tradicionales vieron alterada su popa para albergar un motor fueraborda.
Desde Bluscus hemos querido sumergirnos en la navegación fluvial para descubrir esas barcas más desconocidas pero llenas de esfuerzo y tradición. Su rudeza nos habla de las duras condiciones y comunicaciones pero también del ingenio de los carpinteros.
Y si te pareció interesante, puedes disfrutar de algunas de estas travesía embarcaciones tradicionales en la Ribeira Sacra.
¡Embárcate en la tradición con Bluscus!
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- Los botes y su diversidad
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XIV Encontro de Embarcacións Tradicionais de Galicia – A Guarda