
Cuando hablamos de embarcaciones tradicionales, la dorna aparece siempre como el icono marítimo de Galicia. Trataremos de desgranar su historia para entender su relevancia y simbolismo, presentando sus particularidades, sus puertos y la literatura que la envolvió y envuelve. Porque, la dorna, continúa presente en las costas gallegas remando e izando vela frente a los motores modernos.
Debemos tener en cuenta que, en muchos sitios de las Rías Altas, se conocen como dornas todas aquellas embarcaciones de pequeño tamaño y que, en la zona de Baiona, este nombre denomina también a un tipo de barco auxiliar. Además, existe una embarcación de río llamada barca de dornas, pero se trata de un catamarán de troncos vaciados.
¿Qué es una dorna?
La dorna es la embarcación gallega por antonomasia, fácilmente reconocible, que lleva surcando la Ría de Arousa desde hace más de 700 años. Su aparejo es sencillo y racional compuesto por una quilla honda y afilada que le aporta un gran calado. Su casco se compone de 5 pares de tablas donde las superiores se superponen a las inferiores. Este método se conoce como construcción en tingladillo o calime.

Los elementos más llamativos de una dorna son: la proa vertical que se eleva por encima del agua, rematando en pico, y una la popa lanzada, con gran inclinación hacia atrás. Lleva un gran timón que se prolonga por debajo de la quilla. Vista de perfil, la dorna tiene la proa redondeada y la popa pequeña, chata e inclinada.

De Escandinavia a las Rías Baixas
Existe consenso entre los especialistas para situar el origen de este tipo de construcción naval en relación directa con las estructuras de los drakkars, que llegaron a las costas gallegas con las invasiones vikingas. Eso justificaría su abundante uso en la Ría de Arousa, especialmente asediada por los normandos al ser la puerta de entrada a Santiago de Compostela y todas sus riquezas. Aunque también había dornas en algunos puntos de la Ría de Pontevedra como pueden ser la Isla de Ons o Noalla.
En la costa gallega dominan las embarcaciones de ascendencia mediterránea por lo que la dorna constituye una verdadera singularidad con una personalidad claramente diferenciada. Sus extremos son simétricos aunque muchas han sufrido alteraciones para integrar un motor fueraborda en la popa, pero hasta los años 60 su desplazamiento dependía exclusivamente de los remos y la vela relinga. La clave de su supervivencia puede estar en su capacidad de adaptación, adquiriendo características propias de la zona para adaptarse a las necesidades y a los tiempos.

Estas embarcaciones las podemos encontrar tanto en zonas de playas como en lugares más pedregosos ya que, aunque por las características de su quilla no es fácil subirla por la arena, se podrían cargar entre cuatro personas para dejarlas en seco.
Por eso la dorna llegó hasta nuestros días y continúa utilizándose en algunos puertos entre los que destacan los de O Grove, Aguiño o A Illa de Arousa. Estas embarcaciones forman parte también de una importante flota tradicional que persiste por el empeño y trabajo de muchas asociaciones que tratan de su recuperación y puesta en valor.
Un barco muy marinero
La dorna tiene fama de ser un barco muy marinero, algo que puede parecer evidente pero que trata de remarcar sus grandes capacidades de navegación. Es una embarcación ligera y con gran maniobrabilidad, por lo que también funciona como barco deportivo. Su principal calidad náutica es sin duda su extraordinaria aptitud para navegar a vela, sin nada que envidiar a las embarcaciones deportivas modernas. Es muy veloz además de resistente a la escora.
Non hai dorna como a miña No hay dorna como la mía
tan xentil e tan lixeira. tan gentil y tan ligera.
Miña dorna ben feitiña! ¡Mi dorna bien hechita!
Miña dorna mariñeira…! ¡Mi dorna marinera…!(…)
Miña dorna sempre avante Mi dorna siempre avante
Manuel María. Dorna. As rúas do vento ceibe. 1979
atravesas todo o mar. Atraviesas todo el mar.
Qué fermosa! Qué elegante! ¡Qué hermosa! ¡Qué elegante!
Qué ben sabes navegar! ¡Qué bien sabes navegar!
Herramienta de trabajo y supervivencia
En general, la dorna se asocia con el pescador del arte de línea, labor que fuera de Arousa se realizaban botes, lanchas y bucetas. Algunas dornas, las más grandes, llevaban una cubierta corrida, desde la mitad de la eslora hacia la proa, que servía para dormir a bordo cuando era necesario.
“(…) Hacíamos toda la vida en la dorna, no se iba a dormir a tierra, se dormía debajo de la tilla y comíamos en la dorna. Teníamos una losa a la que llamábamos lareira, era una piedra redonda que se ponía encima del panel de la dorna (…)”
Entrevista a Santiago Rodríguez Dios en la Revista nº4 – 2006
Precisamente por ser “la empresa del marinero”, se velaba mucho por su cuidado y protección. En la cultura popular gallega se recogen varios rituales favorecedores que se realizaban a las dornas y que encajan con las creencias del amplísimo legado inmaterial del Patrimonio de Galicia. Así, por ejemplo, las dornas eran “vareadas” (golpeadas) con retamas a medianoche, mojadas con agua del mar bendecida o frotadas con cenizas de la hoguera de San Juan para lograr obtener buenas capturas y espantar los meigallos (embrujos).

Dorna hay más que una
Pero, además de la pesca, una de sus actividades fundamentales fue el servicio de transporte con pequeñas rutas comerciales. Especialmente en Sálvora y Ons, actualmente Parque Nacional de las Islas Atlánticas, ya que su comunicación con el continente dependía de las dornas. Asimismo, la variedad de tamaños evidencian que no todas las dornas se dedicaban a lo mismo.
Es por ello que dentro de la misma tipología podemos hacer una clasificación que manifiesta a la perfección la riqueza del patrimonio marítimo gallego.
DORNA DE TOPE

Se trata de una variante especial debido a la técnica constructiva que le da nombre. En lugar de superponer las tablas que conforman el casco, estás van arrimadas y apretadas unas contra otras, lo más habitual en las embarcaciones gallegas. Con esta variación, nos encontramos ante una dorna más redondeada y bastante barriguda con mayor flexibilidad constructiva y que, por lo tanto, tiene variedad de tamaños (normalmente de entre 5 y 7 metros de eslora). Por lo demás, mantiene los elementos representativos de cualquier otra dorna aunque fue la que mejor adaptación tuvo al motor intraborda.
DORNA POLBEIRA O PULPEIRA
Es la tipología más común. De pequeña eslora (entre 4,5 y 5 metros) y pensada para el interior de la ría, puede ser manejada por una sola persona. Se dedica a la pesca del pulpo, de ahí su denominación, pero también se capturan otras especies con línea o para el marisqueo a flote. Este subtipo participa en numerosas regatas de vela y remos.

DORNA XEITEIRA
La xeiteira, por el contrario, era una dorna de gran tamaño con tripulación de entre tres y ocho personas diseñada para salir a mar abierto, más allá de la bocana de la ría. Su nombre se corresponde con el arte del xeito (arte de enmalle de deriva) para la pesca de la sardina, el jurel o el bocarte. Pero también se utilizó para el transporte de pasajeros y mercancías.

DORNA MECA
La meca se deferencia por tener la proa caída (lanzada) hacía delante y una eslora de 7 metros, siendo la variedad más alargada. Su nombre derva de su origen, pues fueron ideadas y construidas en los astilleros de O Grove desde donde se extendieron a otros puertos. Y aunque el gentilicio de este pueblo arousano es grovense, sus habitantes son más conocidos como mecos y mecas por una leyenda que nos retrotrae a la sociedad feudal.

“Las dornas más grandes que jamás vi, las mecas de O Grove”
Staffan Mörling
DORNA NAI
Se trata de la modalidad más moderna ya que fue creada en los años 50 del siglo XX con propósitos de recreo y deportivos. Disponían de bañera y cabina al estilo de un crucero de recreo. Popularmente eran peor consideradas al calificarse como barcos de “señoritos” frente a las dornas tradicionales de los marineros humildes. Y a pesar de que llegó a haber más de una treintena, hoy conservamos dos: la Nai, recuperada por la Cofradía da Dorna de Ribeira, y la Surfeira, en manos de los Amigos da Dorna de Portonovo.

Un fuerte valor identitario
Por todo lo dicho, a pesar de nacer como un modesto medio de vida del marinero, la dorna pasó a ser un icono popular y representativo de la cultura marítima gallega. Según Staffan Mörling, gran estudioso dorneiro, la construcción de dornas no reflejaba una producción urbana, sino rural. Tanto los constructores como sus clientes formaban parte de una misma y modesta clase social. Lo que no significa que todos fuesen pobres, pero si que integraban una cultura muy definida.

“Dornas, zocos e sombreiros de palla son dos pobres”
Refrán popular.
“Dornas, zuecos y sombreros de paja son de los pobres”
El propio aspecto de la dorna era una manifestación del grupo social. Por eso cuando, en 1993, una orden de la Dirección de Marina Mercante mandó pintar todas las embarcaciones pequeñas de blanco, amarillo o rojo, tuvo lugar una sonada protesta, especialmente en la Illa de Ons. Los isleños pidieron una exención local de dicha orden para poder mantener los colores tradicionales: la obra viva en blanco y la obra muerta en negro. Se trataba de una seña de identidad ya que las primeras dornas estaban pintadas así por el negro del alquitrán y la grasa blanquecina de sardina que se utilizaban para el acondicionamiento de las embarcaciones.

En lugares como Ribeira, la dorna es un símbolo que satisface la necesidad de una identidad colectiva y cultural. La Fiesta de la Dorna era, tradicionalmente, un asunto que interesaba a todas las capas sociales. Tenía una función caritativa (que se mantiene aunque de forma diferente), una verbena popular y un baile en el casino al que se accedía por invitación. Hoy es Fiesta de Interés Turístico de Galicia que aspira a tener cada vez una mayor presencia de embarcaciones tradicionales.
Lo que queda por navegar…
Las motivaciones de los dorneiros están lejos del contexto en el que se desarrollaron originalmente dichas embarcaciones pero la labor de asociaciones y particulares las mantienen vivas y con esperanza en el futuro. Sobre todo porque viene de aprobarse, en mayo de 2019, el decreto por el que la carpintería de ribeira,y por tanto las embarcaciones tradicionales, pasa a ser consideradas Bien de Interés Cultural Inmaterial de Galicia.
Después de la lucha contra vientos, mareas y tempestades, las dornas, y en general las embarcaciones tradicionales, merecen continuar formando parte del paisaje marítimo gallego. Desde Bluscus os animamos a disfrutar de ellas juntos. ¡Navega con nosotros!
Non teño campos nin leiras No tengo campos ni fincas
nin terriñas que labrar-e ni tierras que labrar
pero teño una dorniña pero tengo una dornita
e todas augas do mar-e. y todas las aguas del mar.Cantiga marinera de Arousa.
Otros posts en nuestro blog sobre las embarcaciones tradicionales:
- El Chasula
- El Hidria Segundo
- El Sancosmeiro
- Las barcas de río
- Los botes y su diversidad
- La lancha xeiteira
- Bucetas
- Gamelas y chalanas
- Historia de los galeones gallegos
XIV Encontro de Embarcacións Tradicionais de Galicia – A Guarda