Cuando empezamos nuestra serie de publicaciones sobre las embarcaciones tradicionales sabíamos que la tarrafa Chasula tendría su rincón especial, tanto por su historia como por lo que nos hace disfrutar a bordo. Hoy os presentamos un barco emblema pero también una historia de vida, la de su patrón Isidro Mariño, que hizo de la recuperación del patrimonio marítimo gallego su timón. Ambos, el Chasula e Isidro, son testimonios vivos de la evolución y transformación de los trabajos del mar focalizados en las embarcaciones tradicionales y sus múltiples vidas.
Pero… ¿qué es una tarrafa?
La tarrafa es una de las embarcaciones tradicionales con un tipo de red de cerco de mayor tamaño que la trainera. Su origen es mediterránea y su paño alcanza los 650 metros de largo y los 65 de alto. Su uso en Galicia, para la captura de sardina y jurel, data del 1902 mientras que en Andalucía se venía utilizando ya desde 1888. A diferencia de otras artes, esta necesita barcos de mayor tonelaje que le permitan manejar con facilidad el tamaño de la red. En Asturias, diferencian y definen la tarrafa gallega como aquella arte de cerco que mide entre 35-40 brazas de altura por 140-150 de longitud.
Por extensión, el término tarrafa también define una tipología de embarcaciones tradicionales de influencia cantábrica presente en la costa gallega a lo largo del siglo XX. Se trata de barcos alargados, con la parte delantera afilada y la trasera redondeada (lo habitual era la denominada forma de rabo de gallo, similar a la de los galeones). Su generalización hizo que se trabajase también con el curricán, para la pesca del bonito, o con el palangre. Por eso, una descripción exhaustiva no le haría justicia ya que, según el arte de pesca que utilizaban y la zona de trabajo en la que se movían, adquirían rasgos específicos.
Su aparición: el inicio del fin
El puerto coruñés de Cariño, en la comarca del Ortegal, fue el primero en contar con esta arte de pesca (1902) y se calcula que una década más tarde está ya introducida en otros puntos de la costa norte. Entre los años 1920 y 1930 coexistían en diferentes puertos las últimas traíñas a remo (en extinción) y las tarrafas a vela, a vapor y a motor. La flota fue en aumento hasta el comienzo de su declive treinta años después, en la década de 1960.
Su llegada supuso el inicio de nuevos conflictos solicitándose en alguna ocasión la prohibición de esta técnica por los perjuicios que ocasionaba a la pesca tradicional. Pero también apagó una de las arraigadas discordias entre los marineros gallegos. La tarrafa fue desplazando el uso de la trainera, enfrentada históricamente al arte del xeito. Una lucha por dar prioridad a cierto tipo de extracciones que hoy llamaríamos sostenibles, que terminó con la inauguración del “todo vale”. Es en este momento, cuando se deja de primar la conservación de los recursos pesqueros, cuando la sociedad tradicional del litoral gallego también se difumina.
La pesca a escala industrial siguió conviviendo con la pesca artesanal, más próxima a la costa y a la que la motorización no se generalizará hasta los años 60. Aun así, no fue un proceso homogéneo en toda la costa gallega, en la Ría de Arousa, por ejemplo, la transformación fue más lenta al no existir una ciudad importante que apostase por esa inversión.
Las vidas del Chasula
El actual Chasula se construye en Muros en el año 1958, concretamente en la carpintería de ribera de Charango. Con una eslora (largo) de 14,20 metros y una manga (ancho) de 3,55 metros se bautizará en un primer momento como Novo Jorge. Se dedicará al arte del cerco y a la captura de atún y bonito en el Cantábrico. Su segundo propietario, el armador Ricardo Figueiras lo renombrará nada más adquirirlo. Como Ricardo Chiquitín se modificará a inicios de los años 90 para funcionar como barco de batea o mejillonero. La cubierta se despejó para trabajar cómodamente el mejillón, situándose el puente a proa y la grúa (o pluma) a popa.
Esta tarrafa nace en un momento en el que empiezan a surgir nuevos conceptos constructivos, por lo que representa un tipo de embarcación más propia de los dos primeros tercios del siglo XX en Galicia. El Chasula es un exponente patrimonial de la historia pesquera pero también de la construcción naval gallega. Se trata de una de las últimas tarrafas gallegas que además manifiesta la transición de la navegación a vela al uso de motor.
El resurgir del Chasula llega en al año 2003 cuando se trata de recuperar la imagen original de la embarcación tradicional consolidando la conservación de esta tipología. La intervención se demorará hasta el año 2005 permaneciendo en los Astilleros Hijos de J. Garrido de O Grove. Su puesta en valor fue desde un primer instante una apuesta por un proyecto empresarial que propició la catalogación como embarcación tradicional de pesca de bajura de interés patrimonial en Galicia.
Tratando de no distorsionar su fisionomía, el barco se adaptó para albergar a 12 pasajeros más dos personas de tripulación. Con su restauración se convirtió en todo un aula del patrimonio natural litoral. Se ubica principalmente en la Ría de Arousa partiendo desde O Grove o Cambados con rutas de turismo marinero que nos permiten tanto conocer la ría a bordo de un antiguo barco como para pasear entre las bateas u ofrecerte una completa jornada de pesca. Sus salidas para el avistamiento de aves y cetáceos son todo un éxito, como lo es poder llegar hasta cualquiera de los archipiélagos del Parque Nacional Marítimo Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia.
El patrón, patrimonio humano
“El principal patrimonio del Chasula es el humano”
Esta frase cazada al vuelo en la última salida que hicimos en el Chasula para conocer las aves y cetáceos desde O Grove define a la perfección la familiaridad de Isidro Mariño. La mayoría de los asistentes en esta travesía eran repetidores pero eso no impidió que el patrón fijase sus atenciones en todos ellos como si por primera vez les abriese la puerta de su casa. Isidro es una de esas personas que, cuando las piensas, te trasladan directamente al mar. Su esencia está en sus características sandalias, su pipa y su caracola (o buguina) siempre lista para ser tocada, pero también en sus aptitudes para “adoptarte” y alimentarte. Nunca abandona su papel de anfitrión.
No obstante, conocer a Isidro es también conocer la historia de la navegación tradicional gallega y de su puesta en valor. Su implicación en la salvaguardia del patrimonio marítimo gallego nos lleva a la fundación del Centro de Formación A Aixola de Marín en los años 90 del siglo XX. Dirigió esta escuela taller durante sus primeros años de vida, los de mayor actividad y productividad, dando continuidad a una idea plasmada ya a finales de los 80 en un proyecto técnico.
Las embarcaciones tradicionales de madera ocuparon su tiempo desde muy joven recuperando gamelas, dornas, botes,… y también mariscando en ellas. Esto le llevó a estudiarlas presentando a lo largo de su vida diversos estudios y proyectos en relación a ellas. Además, impartió cursos de iniciación y aprendizaje de navegación a vela y su nombre aparece al lado de la recuperación de las embarcaciones que abanderaron la regeneración de la cultura marítima y fluvial gallega.
Su pasión lo llevó a recuperar el Chasula, la única tarrafa que podemos encontrar hoy navegando en Galicia. Si quieres descubrir esta embarcación tradicional, en Bluscus te ofrecemos la ruta que mejor se adapte a tus intereses. ¡Os esperamos a bordo! No os arrepentiréis.