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El fenómeno de las mareas

Categorías: Bluscus

Todos hemos puesto alguna vez la toalla al borde del mar, pegaditos al agua, sobre todo esos días abrasadores en los que caminar por la arena  se convierte en todo reto. Uno se siente como los habitantes de San Pedro Manrique cuando celebran el Paso del Fuego en la noche San Juan, que caminan sobre brasas.

Así que, ni corto ni perezoso, clavas tu sombrilla como si se tratase de una bandera con expresión triunfal  en primera linea, convencido de haber escogido el mejor sitio. Te acomodas en tu toalla, disfrutando con la brisa marina hasta que te quedas frito. ¡Uno se siente en la gloria! Pero todo se tuerce cuando sientes en tus pies ese fresquillo primaveral del agua atlántica y sales corriendo por patas para evitar que la toalla, tus pertenencias y hasta tu suegra acaben empapadas.

Seguramente alguna vez te has preguntado por qué suben y bajan las mareas dos veces al día. O por qué el que suba o baja tanto la marea sólo pase en las costas atlánticas pero no en las mediterráneas.

También estoy segura que te habrás fijado que unos días sube y baja la marea muy poco o casi nada y otros casi nos deja sin playa. Te imaginarás que la culpable es la luna, pero no sólo es ella la responsable.

Ese movimiento de las masas de agua de los océanos no sólo se debe a la fuerza de atracción de la Luna sobre la Tierra, sino también a la atracción del Sol, como bien sabía nuestro amigo Newton, es decir, a la gravedad. Cuanto mayor masa y más cercanos estén mayor atracción habrá, provocando que el agua de los océanos se abombe.

marea viva

Pero también influyen otros factores que complican la explicación, como la rotación de la Tierra, la posición de la luna y el Sol con respecto a nuestro planeta y la elevación de la luna con respecto al ecuador terrestre. Todos estos factores son los responsables de la duración de las mareas y de su amplitud dando lugar a mareas vivas (cuando sube y baja el mar mucho),  mareas muertas (cuando apenas varía), a la bajamar y a la pleamar.

Podemos decir de manera simplificada que esa fuerza de atracción del Sol de la Luna sobre la Tierra (sobre todo de la luna por estar más cerca) tiende a deformar cualquier cuerpo, tanto sólido como líquido, pero, evidentemente, un cuerpo líquido se deforma más fácilmente: por lo tanto atrae más agua de los océanos que la Tierra de ahí que suba el agua. Pero la Tierra va girando y la parte que estaba frente a la Luna, después de unas horas ya está de lado por lo que baja el agua. Y así todos los días.

La fuerza de las mareas depende de la época (en qué sitio está la Luna en ese momento), pero también del lugar en la Tierra, de la forma de la costa y del tamaño del mar. Así, la marea casi no se nota en el Mediterráneo, pero es muy fuerte en las costas atlánticas.

Esto de experimentar por uno mismo los efectos de la mareas, ya le ocurrió hace siglos a los propios romanos en las costas francesas. Se llevaron un susto monumental cuando, tras echar el ancla en las costas de la Galia vieron que sus barcos quedan varados sobre la arena unas horas después. El susto duró poco ya que la siguiente subida de la marea volvió a levantar sus barcos. Al cabo de varios días, los romanos se dieron cuenta de que no era ningún truco de magia, sino algo natural que se repetía cada día: la pleamar y la bajamar.

marisqueo

Otra consecuencia de que se produzcan las mareas, es que al bajar el nivel del mar, en nuestras costas, deja al descubierto grandes extensiones de arena, que enseguida aprovechan nuestras mariscadoras para coger sus aparejos y lanzarse a recoger los maravillosos productos que se ocultan bajo el fango como las almejas o los berberechos.

Si eres curioso y sientes interés por descubrir que se esconde bajo la arena o como estas mujeres realizan este tradicional oficio, te llevamos a descubrir este oficio para sentirte un mariscador/a por un día. Ellas son, sin lugar a dudas, las mejores conocedoras de fauna del intermareal y de cómo y cuándo se producen las mareas.

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